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Félix González Torres, la historia detrás de su arte

Félix González Torres es un artista que sin duda se ha ganado mi corazón, y el de muchos alrededor del mundo. Su historia es intensa y profunda, pero su manera de contarla a través de su arte es divertida y sutilmente poética.



Hace un par de semanas estuve en el Art Institute de Chicago y me topé con una obra de Félix González Torres, una pila de dulces de colores en el piso. En cuanto la vi sólo me aseguré de que la obra llevara su nombre, y en cuanto lo confirmé, me acerqué para tomar unos cuantos dulces, repartirlos con mi familia y llevarme unos cuantos a casa.


Todo mundo a mi alrededor se me quedó viendo con cara de pánico, esperando escuchar algún regaño de seguridad, o alguna alarma. Pero yo estaba cien por ciento tranquila de que si esa obra era de Félix González Torres, podíamos tomar esos dulces sin ningún problema. Pero no voy a mentir, a pesar de saberlo, tenía una sensación de que estaba haciendo algo malo, de que podía meterme en problemas. Pero incluso el guardia de seguridad me sonrío cuando vió que sabía lo que tenía frente a mi.


Pero ¿de qué trata el arte de González Torres? ¿De qué se trata esta pieza? Bueno, lo primero que quiero decirles es que toooodo arte cuenta una historia, a veces más claramente que otras, pero esta en particular no es la excepción, y la historia de hecho es una bastante profunda.


Félix González Torres es de origen cubano pero creció en Estados Unidos, nació en 1957 y falleció a finales de la década de los noventa. En un contexto en el que el VIH y el SIDA eran temas que empezaban a descubrirse y que iban acompañados del tabú de ser homesexual, González Torres era abiertamente gay y portador de VIH.


Precisamente esta realidad a la que se enfrentaba el artista en su vida, es la historia que busca contar a través de sus obras. Todo lo que acompañaba esta situación dado su contexto, el tabú, los juicios, pero también el amor y el dolor de perder a alguien que amas. Estos temas son una contaste en su arte, además de otros como la impermanencia, lo efímero de la vida y el tiempo.


Además de incluir siempre estos temas en sus piezas, el arte de Félix González Torres tiene varias características. Una de las más claras que podemos ver reflejadas con el ejemplo de mi experiencia en el Art Institute de Chicago, es que su arte busca que las personas formen parte de él. La mayoría de sus obras son interactivas, se pueden tocar, experimentar, etc. ¿Pero por qué? ¿Cuál es el mensaje de esto?


Bueno, la historia detrás de esta pila de dulces es que aunque lleva el título de “Sin título”, (algo muy común en las piezas de González Torres que también tiene un por qué que más adelante les explicaré), la acompaña el subtítulo Retrato de Ross. Ross era la pareja de Félix, que falleció antes que el artista por complicaciones a consecuencia del VIH. Esta montaña de dulces pesa exactamente lo mismo (antes de que la gente se lleve consigo mucho de este peso), que lo que pesaba Ross cuando estaba completamente sano.



Este tipo de analogía lleva consigo un mensaje muy fuerte, y es justamente el de la impermanencia de la vida. Con esta montaña de dulces que uno puede tomar de poquito en poquito y llevarse a casa, Félix ilustra cómo la vida de una persona que ama también se fue terminando poco a poco. Además, al hacernos parte de esa pieza también da el mensaje de que todos llevamos un pedacito de esa persona que perdimos, con nosotros.


La historia del título Sin Título, es importante de contar porque justamente también refleja muchas características de la obra de González Torres, principalmente su intención de tocar las emociones del espectador, conectar con ellos y hacerlos formar parte de su arte. El poner el título Sin Título a sus piezas, es una manera de indicar que la obra está puesta a la interpretación de los demás, es una forma de no predisponernos a nada sino dejar que nuestra imaginación y sentimientos hagan el trabajo, para nosotros mismos darles el significado que resuene con nuestra propia historia.


Desde la primera vez que descubrí a Félix González Torres en una de mis clases de arte contemporáneo, movió algo en mi, mucho en realidad. Esta manera de tocar los corazones de las personas, de volverse vulnerable frente al público, de retar las reglas del arte y de los museos, pero sobre todo de contar su historia de una manera tan profunda, especial e incluso algo poética.


@b.paolaleon

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